Es una de nuestras mayores inversiones en la vida y algunos de nosotros lo hemos hecho más de una vez. Todo cambia y por supuesto, cómo no, nuestra forma de vivir.
Muchos de nosotros no nos quedamos en una casa para siempre, como ha ocurrido hasta ahora y solía pasar en las generaciones anteriores. Nuestro estilo de vida dinámico moderno y la economía, piden flexibilidad, movilidad y cambios frecuentes, la gente se adapta a sus puestos de trabajo, a sus nuevas situaciones familiares y de espacio, incluso si esto significa cambiar de una ciudad a otra, o de país. Esta tendencia está en línea con nuestra cultura de la sociedad de consumo. Reemplazamos todo más rápido, tratamos nuestros coches, ropa, utensilios y nuestras viviendas como artículos de moda con una corta vida media. Cuando decidimos comprar una casa deberíamos pensar en plazos de término de medio, plazos que consideremos prudentes para una posible venta posterior. Comprar una casa pensando en una posible reventa posterior, puede suponer un encarecimiento a corto plazo pero una interesante inversión a medio y largo plazo cuando se realizara la venta de nuestra casa. La primera consideración debe ser la necesidades de la familia, pero es muy importante también mantener una mente abierta sobre todo aquello que pudiera ser interesante para los futuros compradores. Los tres factores más importantes son: ubicación, ubicación y ubicación ... :-). Bueno eso ya lo sabemos, pero… ¿qué hace que nuestra casa esté en una buena ubicación e interesante para los futuros compradores?. Hay algunos factores que son obvios como la situación del barrio, los accesos a este y los servicios con los que cuenta (medios de transporte, colegios, hospitales, centros comerciales, parques, etc). Las zonas con mayor cantidad de servicios por supuesto contarán con más opciones para una posterior venta. Todos estos aspectos ambientales le confieren al valor de la vivienda un añadido sobre otras que no dispongan de tales beneficios. Además de estas consideraciones externas, hay muchos elementos que son evidentes y sustanciales con el propio valor de la vivienda, como por ejemplo la conservación del inmueble, los años de antigüedad y tipología de construcción, cantidad de superficie, distribución interior, orientación de la casa, iluminación, sistemas de calefacción y refrigeración, espacios de almacenamiento (armarios), calidad de sus instalaciones (eléctrica, fontanería, carpintería, etc.), baños, sótano, espacios abiertos, etc. En cualquier caso es evidente que a mayor conservación y mejor relación calidad precio, facilitará mucho la posible venta posterior que pudiera tener nuestra vivienda. La mejor relación calidad precio y por consiguiente mayor facilidad para la venta futura, la conseguiremos comprando en el presente, los mejores factores internos y externos que afecten a nuestra vivienda. Una buena compra ahora nos puede reportar seguridad y garantías futuras.